lunes, 6 de noviembre de 2017

De terror sigue la cosa

También para celebrar el día de Halloween, los alumnos de 2º de la ESO crearon sus relatos de terror por grupos. Para ello tenían que utilizar los elementos de la narración que les tocaron al azar después de que ellos mismos los propusieran e integrar todos en un relato con sentido. El resultado no ha estado naaaaaada mal... ¡aquí los tenéis! 


- Ese día todo cambió... no tendríamos que haberlo hecho - dijo María.
- Ya lo sé. Desde ese día, esa noche y esa desaparición nada es igual - comentó Mark.
- Fue todo culpa suya, no debería haberse reído del ciego - dijo Laura
- Chicos, lo hecho, hecho está - comentó rápidamente Carlos.
- Ya, pero todos jugamos a la ouija... - dijo María.

Mark, María, Laura, Carlos y Juan encontraron un tablero de ouija y decidieron jugar. Se pensaban que era mentira. También esa noche decidieron acampar.
- Aquí está bien - dijo María
- Yo he traído el tablero y el vaso - respondió Mark
- ¡Empecemos! - exclamó María
- Espíritus, ¿estáis ahí? - preguntó Carlos
- ¡Pone que sí! - dijo Laura
- ¿tienes algún problema? - preguntó Juan al espíritu
El espíritu respondió SÍ, SOY CIEGO. Juan comenzó entonces a reírse de él.
- ¡No te rías! - dijo Carlos

Todos se fueron a dormir, pero Juan no podía y se fue a dar una vuelta por el bosque, donde se encontró con dos señales: TERMINARÁS EN LA SALA DE AUTOPSIA a la derecha y TEN CUIDADO a la izquierda. Salió corriendo colina abajo y se cayó: fue el karma. 

Al día siguiente decidieron bajar, ya que no encontraban a Juan por ninguna parte. 
- ¡Está ahí, pero no respira!
Cuando llegaron los adultos ya era muy tarde: Juan acabó en la sala de autopsia. 

Pero todo esto pasó cuando eran muy pequeños, así que ahora que eran adultos decidieron volver a jugar.
- Espíritu, ¿estás ahí? - preguntó Carlos
- ¡El vaso se mueve! - dijo María
- ¿Cómo te llamas, espíritu?
Y el espíritu escribió JUAN...

CARLOS, MARÍA, LAURA Y MARK


Érase una vez un niño que fue a grabar un vídeo de terror en una fábrica abandonada. Cuando iba caminando entre largas hierbas, vio y sintió que algo le estaba vigilando. Miró hacia su derecha y no había nada; miró hacia la izquierda y vio unos ojos verdes enrojecidos, pero cuando fue a mirar entre las hierbas ¡no había nada! Se asustó y salió corriendo hacia la puerta de la fábrica a esconderse tras un muro. Tuvo la sensación de que le miraban: en el muro había un payaso dibujado y sus ojos llenos de furia y maldad le perseguían. Notó entonces que algo le tocaba la espalda, se dio la vuelta y el muro cobró vida; salió el payaso y no se volvió a ver al niño.

LUCÍA, NURIA, JAVIER Y ABDELADI


Era el año 1913 en un pueblo muy pequeño. Cuenta la leyenda que cada día desaparecía un habitante y por las noches se escuchaban por las calles del pueblo gritos, pasos y las sombras de dos monjas.

Una noche estaban dos niñas del pueblo en la calle jugando con una muñeca y vieron cómo las puertas de las casas del pueblo se abrían y cerraban de golpe. Las niñas salieron corriendo hacia su casa, donde las esperaba su abuela sentada en un sillón de espaldas mirando la tele apagada. Las niñas dijeron "abuela, tenemos miedo", y entonces la abuela se dio la vuelta con un cuchillo en la mano; en realidad era la abuela poseída por una monja. Salió de repente otra monja del armario y ambas mataron a las niñas.

FERNANDO, DIEGO, JIMENA Y DANIELA


Érase una vez un orfanato que fue quemado y un niño quedó atrapado y el fuego le deformó por completo. Antes de que el orfanato se reformara, todos los días se escuchaban gritos que decían "¡por favor, sacadme de aquí!".

Quince años después, el orfanato se restauró. Cuando ya hubo niños en el orfanato, todas las noches se oían ruidos de cadenas de metal arrastrando. También por las mañanas cuando los niños se despertaban veían cada vez un cadáver en su cama y algo escrito en la pared con la sangre de éste; así, todos los días, uno tras otro, aparecía escrito en las paredes del orfanato: NO CONSEGUIRÉIS SALIR DE AQUÍ, YO NO LO CONSEGUÍ Y VOSOTROS TAMPOCO.

ÁLVARO, JORGE, ALBA Y ÁNGELA


Álex, María, Emilio y Andrés estábamos en la puerta del colegio y Toper y Javi nos dijeron que nos daban 10 euros a cada uno si dormíamos un fin de semana en el colegio. Ese mismo día una monja había muerto y la habían enterrado en el patio de las monjas. 

Por la tarde nos cogimos el saco de dormir y entramos por la puerta de los contenedores. Como sabíamos dónde habían enterrado a la monja, fuimos a investigar, pero como no la veíamos nos fuimos a dormir.

En mitad de la noche uno de nosotros se levanta y ve algo en el pasillo y nos llama, pero cuando llegamos ha desaparecido y decidimos ir a investigar. Cuando estábamos en el convento, se escuchó un grito de una religiosa, fuimos a ver qué le pasaba y vimos que estaba muerta y había una muñeca con un cuchillo a su lado. Emilio la cogió, la arrancó la mano y nos fuimos corriendo. 

Como nos teníamos que ir por la mañana, decidimos ir a capturar a la muñeca. La muñeca ya no estaba ahí y de repente apareció detrás de nosotros. Pero Andrés tenía una escopeta, la metió un tiro, salió el espíritu de ella y desapareció.

MARÍA, ÁLEX, ANDRÉS Y EMILIO


Érase una vez un día normal. Como siempre, el autobús iba de camino al colegio, pero de repente se nos estropeó el motor enfrente de un cementerio y de paso fuimos a cotillear. Entre nosotros había una niña muy rara que no se socializaba con nadie.

Entramos en el cementerio y a la niña rara le daban muchos espasmos, nos alejamos de ella y se fue corriendo entre la oscuridad hasta que la perdimos de vista. Diez minutos después la vimos sentada en una mecedora con un muñeco de peluche roto y sin un ojo. De pronto la niña se levantó y les dijo a todos "¡os voy a asesinar!". En ese momento todas las puertas del cementerio se cerraron, empezamos a correr y surgieron de la tierra los muertos, invocados por nuestra compañera, que era una niña diabólica y tenía el poder de hacer eso con ellos. Yo, que soy de pueblo, salí por patas saltando la valla; mis compañeras, que son de ciudad, no sé qué fue de ellas porque yo me fui corriendo.

PABLO, FÁTIMA Y SOFÍA

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